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jueves, 21 de abril de 2011

El BAMBÚ

    
  

    No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡Crece!"


    Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes: se siembra la semilla, se abona, y se riega constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas, la planta de bambú crece más de 30 metros.


   ¿Tardó seis semanas crecer? No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.


   En la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo. Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente, justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.


Es tarea difícil convencer al impaciente, que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado. De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo, y esto puede ser extremadamente frustrante. Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito, cuando éste al fin se materialice. El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Es un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. En proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.

O sea que si en el planeta hubiéramos medio millón de personas actuando al unísono, el mundo cambiaría. Es muy importante desarrollarnos personalmente para evolucionar y conscientizarnos. Es importantísimo trabajar con nuestros centros energéticos o chakras para enfocar la vida desde el corazón hacia arriba.





¿CÓMO PODEMOS COMUNICARNOS CON LOS ELEMENTOS?


     Primeramente debemos reconocerlos y comunicarnos mentalmente con cada elemento. Eso hará que nuestro microcosmo o sea nuestro cuerpo físico traiga la salud total. Tratemos de comprender, conocer las Leyes Divinas y entonces no solamente tendremos fe, sino que tendremos confianza. Normalmente comenzamos con la superstición, seguimos con las creencias, luego con la fe hasta seguir con la confianza. Logramos la confianza cuando conocemos cómo funcionan las Leyes Divinas y después la ponemos en práctica, lo cual conlleva un desarrollo. Debemos averiguar cómo debe ser nuestra vida física, emocional y mental y como movernos energéticamente para desarrollarla. Si leemos mucha literatura espiritual y no la ejercitamos nos convertiremos en loros intelectuales manejándonos como autómatas sociales. Lo aprendido se debe desarrollar, experimentar y cada uno de nosotros veremos con distintos matices, pero siempre serán bastante aproximados. Hay que ser tolerantes, no dar nada por sentado y comenzar de nuevo. El momento que estamos viviendo es crítico. El pasaje dimensional será entre el 21 de diciembre del año 2012 y febrero del 2013. Comenzaremos a ver el agravamiento de todo lo que ya estamos viendo. Habrá más tormentas, terremotos, guerras y agresiones.


Se está separando la paja del trigo. Se ven cada vez más personas honestas por un lado y por el otro, más delincuentes de guante blanco. Todo se sabrá en el momento y entonces no sabremos dónde estaremos parados. Lo primero que debemos desterrar es el miedo. Si conocemos todo lo que va a pasar y ejercitamos la relación directa con los cuatro elementos como expresamos antes, seremos capaces de mandarlos fuera y dentro de nuestro cuerpo. Si desde el Sol Central de la Galaxia utilizamos herramientas como la llama violeta que nos baña desde lo Alto, tendremos otra forma de transmutar o corregir situaciones peligrosas o dolorosas. A medida que nuestro campo electromagnético se vaya fortaleciendo, no solamente tendremos más armas para corregir “problemas” sino que NO VAMOS A TENER “PROBLEMAS”. Seremos prácticamente indestructibles. Todo esto es un desarrollo y hay que tomar las medidas del caso. Los campos electromagnéticos se van poniendo cada vez más erráticos. Cada año se viene incrementando colectiva e individualmente.


A medida que la energía de cuarta dimensión vaya ínter penetrando en nuestro planeta, lo que pensemos ocurrirá más rápido. Lo bueno y lo malo. Si pensamos en catástrofe cerca de nosotros, la vamos a provocar. Tenemos que cuidar el pensamiento pues todo se irá agravando cada vez más hasta que se va a llegar a un período crítico desde tres meses a dos años donde todo será gravísimo. Recordemos que se empeora para nosotros si nosotros queremos. Recordemos el Salmo 91 que dice: “Caerán mil y diez mil a tu diestra pero a ti no te pasará nada”. Quiere decir que si seguimos las leyes universales y actuamos en consecuencia, saldremos indemnes. Nuestra misión y obligación es llevar este mensaje a todos aquellos que estén dispuestos a recibirlo. Hay gente que no desea leer esto pero hay gente que sí desea leerlo. Después del empeoramiento, entraremos en un período de tres meses a dos años el cual será muy peligroso porque la gente estará prácticamente enloquecida y muy agresiva. Los gobiernos terrenales querrán arreglar todo con los militares. Y los militares van a estar tan alterados por los campos magnéticos, como nosotros. Entonces sí entraremos en el cambio dimensional. De manera que tenemos que trabajar para que desde este momento que usted lea este texto hasta el momento del cambio dimensional que va a durar unas seis horas, lleguemos bien y nuestros seres amados lleguen igual.


Así lo recomiendan las profecías Mayas, los contactados que reciben mensajes telepáticos y las fuentes que inspirados desde lo Alto, comparten su verdad. No solamente estas fuentes son capaces de mantenernos informados, sino que la humanidad misma Eatá despertando conciencia y recibiendo por intuición, el mensaje desde el corazón puro y abierto, de una necesidad de mejorar, de cambiar, de hacer algo mejor por el planeta. Hay karma individual (y familiar), grupal (colectivo) y nacional. Por ejemplo, en el ámbito internacional, Argentina tenía un karma muy pesado que ya lo ha pagado. En cambio Estados Unidos de Norteamérica pagó karmas pesados que traía de tres mil años atrás y una vez que los pagó, un grupo continuó haciendo guerras en Corea, Vietnam, Irak y el desastre que busque. Para Estados Unidos los desastres que le vienen son impagables porque son kármicos. Entonces vamos a evitar todas esas catástrofes que están ocurriendo en muchas partes del planeta, haciendo que muchas personas sigan el ejemplo que nosotros le demos, entren en la cuarta dimensión en una forma feliz y sin dificultad. El problema es que cuando todo se agrave, tomaremos tres meses o dos años que van a ser muy graves. Pero será más grave aún si no utilizamos estas herramientas espirituales. Si usamos la tecnología de luz para nosotros no habrá problema y cada vez tendremos mayores facultades y nuestro entorno será cada vez mejor. A partir de ahora nuestra forma de trabajar será otra porque sino hay que repetir un curso. El pasaje a cuarta dimensión para el que lo consiga pasar y sobrevivir allí, es un premio.


Luego de estas horas se verá una niebla roja, luego una violeta, luego una dorada, luego una blanca y después veremos la Oscuridad total. Estaremos en una oscuridad total, que es lo que las profecías llaman los tres días de oscuridad. En un plazo que irá de dos a cuatro días no oiremos ni veremos nada. Sabiendo de qué se trata, lo único que haremos es esperar. Si aprendimos a trabajar con el campo Merkaba, utilicémoslo que nos servirá para pasar a la cuarta dimensión o si no simplemente confiados esperemos. El problema es que lo que pensemos en cuarta dimensión, lo provocamos. Por eso Jesús decía: “Muchos son los llamados, pocos los escogidos” Porque cuando se abra la ventana a la cuarta dimensión posiblemente pasarán todos los que estemos vivos pero luego hay que ver quién puede sobrevivir. Si nos vamos de la tercera a la cuarta dimensión con nuestros miedos, rencores y con nuestras pequeñeces mentales y espirituales lo que vamos a conseguir es provocarlo. Una vez en cuarta dimensión estaremos con el cuerpo físico que ahora tenemos y a partir de unos dos años en tiempo terrestre pasaremos por cinco niveles de cuarta dimensión para más adelante pasar a quinta dimensión. La vida se pone cada vez más difícil, si nos fijamos en las catástrofes naturales, los problemas de salud. Hay gente que maldice el agua, la lluvia, y no se da cuenta que al agua la tiene dentro del cuerpo. El conocimiento que tienen los nativos de la Pachamama o sea sobre la Madre Tierra y el respeto por sus leyes, las personas que viven en las selvas de cemento no lo tienen. La vida no llega a nosotros sino que nosotros llegamos a la vida. Si cambiamos esta forma de pensar el tiempo no tendrá poder sobre nosotros. Cambiemos la forma de pensar. No sigamos a la mayoría porque lamentablemente no es un ejemplo a seguir. Utilicemos la llama violeta, pensemos en positivo. Cuando veamos una tormenta y donde estemos, hagamos comunicación con el viento y detengámoslo. Hagamos como hizo Jesús... Reprendamos la tempestad. Lo mismo con el agua, con el fuego, con los terremotos y con todos los elementos y elementales. Esto enseñémosle a los demás. Una cosa por ser simple y clara no es menos efectiva.

lunes, 18 de abril de 2011

LA LEY DE LA ATRACCIÓN, El ser humano, producto de sus pensamientos

    La premisa principal de la ley de la atracción es que los pensamientos que albergas en tu mente forjan la persona en la cual te convertirás. Si acoges pensamientos inferiores, el dolor te seguirá como sigue el arado al buey. Si en cambio tus pensamientos son elevados, te seguirá la dicha como tu propia sombra. Esto es un hecho. Dice James Allen : "El ser humano es el amo y señor de sus Pensamientos, forjador de su carácter, creador y modelador de sus condiciones y de su entorno, y arquitecto de su propio destino".


   El desarrollo del ser humano está gobernado por leyes, no por el azar o por la suerte. La ley de causa y efecto es absoluta e inquebrantable, tanto en el mundo invisible e intangible de nuestros pensamientos, como en el mundo de los objetos visibles y materiales. Un carácter ético y noble nunca es el producto de la suerte o la coincidencia, sino el resultado natural de un esfuerzo constante por albergar pensamientos correctos en nuestra mente y asociarnos con ideas dignas y admirables. De igual manera, un carácter ruin y cruel es el resultado de pensamientos viles albergados continuamente. 
   Nosotros mismos nos encargamos de construirnos o destruirnos. Nuestros pensamientos pueden ser las herramientas con las que construimos mansiones de felicidad, fortaleza y paz, o las armas con las que terminamos destruyéndonos. 
   Al elegir y albergar en nuestra mente los pensamientos correctos, caminamos hacia ese estado de perfección, y nos convertimos en las personas de éxito que estamos destinadas a ser. Al permitir que ingresen pensamientos equívocos y errados en nuestra mente, nos alejamos de dicho estado de perfección. Entre estos dos extremos se encuentra una multitud de perfiles que cada uno de nosotros se ha encargado de moldear. 
   De todas las verdades que hemos podido descubrir o reencontrar, ninguna es más grandiosa y llena de esperanza que la que nos presenta James Allen en su libro: Cómo piensa el ser humano, así es su vida: 
   "El ser humano siempre es el amo y señor, aún en su estado de mayor debilidad y abandono, cuando ha decidido gobernar sus asuntos con necedad y poca atención. Sin embargo, cuando reflexiona acerca de su precaria condición, y comienza a buscar diligentemente la causa que lo llevó a ese estado, se transforma en el amo sabio que canaliza inteligentemente su energía, y crea pensamientos fructíferos. Cada uno de nosotros puede convertirse en ese amo sabio con sólo entender el gran poder de las leyes que gobiernan nuestra manera de pensar. 
     Aquel que vigila y controla sus pensamientos, que estudia cada efecto que dichos pensamientos tienen en sí mismo, en los demás, en su vida y circunstancias, enlazando causa y efecto y utilizando cada experiencia y hecho cotidiano, por trivial que parezca, para obtener un mayor conocimiento de sí mismo, será premiado con entendimiento, sabiduría y poder. En ese sentido, como en ningún otro, se aplica la ley absoluta que dice: "Aquel que busca, encontrará; aquel que toca la puerta, se le abrirá". Sólo con paciencia, práctica y osadía puede entrar el ser humano por la puerta del templo del conocimiento". 
   
El efecto del pensamiento en las circunstancias 

La mente es como un jardín que puede ser inteligentemente cultivado o abandonarse y llenarse de hierbas y maleza. Sin embargo, ya sea que esté cultivado o descuidado, siempre está destinado a producir algo. Si no se siembran semillas útiles, entonces caerán, crecerán y se reproducirán en abundancia semillas de maleza. 
Al igual que un jardinero cultiva su parcela manteniéndola libre de maleza, sembrando las flores y frutos que desea, así también -todos debemos atender el jardín de nuestra mente, limpiándolo de pensamientos dañinos, inútiles e impuros, y cultivando los frutos de pensamientos correctos, útiles y puros. 
   Siguiendo este proceso, tarde o temprano descubrimos que somos los jardineros de nuestro espíritu, reconocemos las faltas en nuestra manera de pensar, captamos cada vez con mayor precisión, cómo nuestros pensamientos se encargan de moldear nuestro carácter, nuestras circunstancias y nuestro destino.  
El pensamiento y el carácter son uno solo, ya que este último es la sumatoria de nuestros pensamientos dominantes. Puesto que el carácter de una persona se revela y manifiesta en sus circunstancias, es posible afirmar que el entorno de cada uno siempre estará en armonía con su estado interior. Esto no significa que las circunstancias de una persona en un momento dado sean un indicador de la totalidad de su carácter, sino que algunas de ellas están íntimamente conectadas con algún elemento vital de su pensamiento, el cual ha sido el causante de dichas circunstancias. 


Cada persona está donde está por decisión propia 

   Los pensamientos que han moldeado su carácter la han llevado allí. Esto es válido tanto para aquellos que se sienten decepcionados con el mundo que los rodea como para quienes están satisfechos con él. 
En el proceso del desarrollo humano, cada circunstancia que enfrentamos trae consigo una enseñanza y una lección que debemos aprender; una vez que la hemos aprendido, ésta termina y da lugar a otras circunstancias. 
    James Allen nos recuerda lo siguiente: 
"La persona que piensa que su vida es el resultado de condiciones externas, suele ser víctima de ellas. No obstante, cuando crea conciencia del poder creativo que reside dentro de ella, y entiende que es allí donde se encuentran tanto las semillas, como la tierra que da fruto a tales circunstancias, sólo entonces se convierte en la dueña y señora de sus pensamientos. 
    La persona que por algún tiempo ha practicado el autocontrol sabe que las circunstancias nacen de los pensamientos; es consciente de que en la medida en que cambie su estado mental y su manera de pensar, cambian sus circunstancias. De igual manera, quien se dedica a corregir los defectos de su carácter con tenacidad, comienza a ver progreso rápido en su manera de pensar y actuar. 
    Siempre atraeremos aquello que ya se encuentra dentro de nosotros; tanto lo que amamos como lo que tememos. Inequívocamente, el ser humano siempre alcanza la cúspide de sus más preciadas aspiraciones, o cae al nivel de sus más indignos deseos. Las circunstancias son simplemente los medios mediante los cuales recibimos aquello que merecemos o que creemos merecer. 
  Cada semilla de pensamiento que sembramos y permitimos que eche raíces y crezca en nuestra mente, produce aquello que constituye su esencia, florece y, tarde o temprano, produce sus propios frutos de oportunidad y circunstancias. 

Buenos pensamientos producen buenos frutos, malos pensamientos dan malos frutos 

   El mundo de las circunstancias exteriores toma forma en el mundo interno de los pensamientos, y todas las condiciones externas, agradables y desagradables, son factores que finalmente existen para qué el ser humano aprenda, tanto de sus logros como de sus sufrimientos. Siguiendo sus más profundos deseos, aspiraciones y pensamientos dominantes -ya sean visiones engañosas, viciadas por la imaginación, o caminos de elevadas aspiraciones- el ser humano finalmente recibe por completo los frutos de dichos pensamientos en la clase de vida que termina viviendo. 
   Una persona no acaba en la cárcel debido a la tiranía del destino o a la injusticia de las circunstancias, sino como resultado del camino y los deseos que ha elegido perseguir. Una persona de pensamientos nobles y puros no cae en el crimen de repente, a causa de las presiones o circunstancias externas que le puedan rodear. Lo cierto es que estos pensamientos criminales, seguramente han sido secretamente albergados en el corazón, y la ocasión propicia simplemente se ha encargado de revelarlos. 

Las circunstancias no hacen a la persona; ellas simplemente la revelan a sí misma 

No pueden existir condiciones que nos hagan descender en el vicio, a menos que existan inclinaciones viciosas previas; o ascender en la virtud y la felicidad sin haber cultivado continuamente aspiraciones virtuosas. Por lo tanto, como amos y señores de nuestros pensamientos, somos los arquitectos y constructores de nuestro propio destino. 
    Las personas no atraen hacia ellas aquello que quieren, sino aquello que son. Sus caprichos, gustos y ambiciones suelen ser pasajeros y pronto desaparecen, pero sus más íntimos pensamientos y deseos -buenos o malos- se alimentan de sí mismos. Nuestros pensamientos y nuestros actos son, o los carceleros que nos condenan a una vida de mediocridad, o los redentores que nos liberan y nos empoderan. 
Nunca obtendremos aquello que deseamos, ni pedimos, sino aquello que merecemos. Los deseos y oraciones sólo son gratificados y atendidos cuando armonizan con los pensamientos y las acciones. 

A la luz de esta verdad, ¿cuál es entonces el significado de aquella frase que dice que estamos luchando contra las circunstancias? Significa que absurdamente, el ser humano parece estar siempre luchando contra un efecto que no desea ver en su vida, mientras todo el tiempo está alimentando y preservando la causa que genera dicho efecto en su corazón. 

Y esta causa puede ser un vicio consciente o una debilidad inconsciente; pero cualquiera que sea, retarda o anula nuestros esfuerzos y clama por una cura. 
  Desgraciadamente, muchas personas están ansiosas de mejorar sus circunstancias, pero no están dispuestas a mejorarse a sí mismas; por eso permanecen atadas al pasado del cual quieren escapar. 
  Quienes entienden y reconocen su necesidad de crecer y mejorar siempre alcanzarán los objetivos que su corazón les haya trazado. Pero para eso, deben estar preparados para realizar grandes sacrificios personales antes que puedan lograr su objetivo, entendiendo que el precio del éxito no es negociable. Y una vez han comenzado a transitar su camino, descubrirán la presencia de esa gran ley que es absolutamente justa, y que no retorna mal a quien hace el bien, ni premia con el bien a quien mal actúa. 
   Una vez que sabemos esto, entendemos que nuestra vida se desarrolla, y siempre se desarrolló, con justicia, y que toda experiencia pasada, buena o mala, ha sido siempre el resultado de este proceso de crecimiento. 
  Buenos pensamientos y acciones jamás pueden producir malos resultados; malos pensamientos y acciones no pueden jamás producir buenos resultados. 
   Esto no es otra cosa que afirmar que al sembrar trigo, lo único que podemos cosechar es trigo; si sembramos ortigas cosecharemos ortigas. Es fácil entender esta ley en el mundo natural, pero muchas personas se rehúsan a entender que funciona de igual manera con nuestros pensamientos y actitudes; por esta razón, actuamos de manera inconsistente con ella. El sufrimiento siempre es el efecto de los pensamientos equivocados en alguna dirección; es indicador de que el individuo está fuera de armonía consigo mismo, con la ley de su ser. 
  Al igual que el tratamiento de una herida o infección produce dolor y sufrimiento temporal antes de producir el alivio deseado, el único uso del sufrimiento es purificar y sanear todo aquello que es inútil e impuro. Sin embargo, una vez que se ha llegado a ese punto, el sufrimiento cesa. 
   Las circunstancias por las que los seres humanos sufren son el resultado de su propia falta de armonía en su manera de pensar, y aquellas que le traen paz y felicidad son el producto de una vida armónica. Este estado de felicidad y paz, y no las posesiones materiales, es la medida del pensamiento correcto; la infelicidad, no la falta de posesiones materiales, es la medida del pensamiento errado. 
   Una persona puede ser desgraciada y ser rica en posesiones materiales, o puede tener pocas posesiones y gozar de una gran paz interior. La felicidad y la riqueza sólo se juntan cuando la riqueza se emplea correctamente y con sabiduría. La persona pobre sólo desciende a la miseria cuando considera su destino como una carga injustamente impuesta. Una persona no puede ser feliz, saludable y próspera hasta que no entienda que la felicidad, la salud y la prosperidad son el resultado de la armonía entre su mundo interno y externo". 

El condicionamiento negativo mediante los pensamientos equivocados
  
"Casi todos los seres humanos sentimos como si una nube pesara sobre nosotros, manteniéndonos siempre por debajo de nuestro nivel óptimo en cuanto a nuestra claridad de pensamiento, seguridad en el razonamiento o firmeza en el momento de tomar decisiones. Comparado con lo que podríamos ser, es como si sólo estuviésemos medio despiertos". –William James 
  Lo que podemos alcanzar es extraordinario; sin embargo, lo que generalmente obtenemos es vergonzoso. No es porque haya algo malo con nuestra mente puesto que ella funciona perfectamente. Si hasta ahora las cosas no han salido como tú esperabas, no es porque carezcas de buenos genes o no tengas el potencial para triunfar. 
  Muchas personas no logran entender que mientras continúen haciendo lo que siempre han hecho, obtendrán los mismos resultados de siempre. 
  Con frecuencia escucho a personas que experimentan una caí a y, frustradas, me dicen: "Doctor Cruz, Yo no entiendo por qué siempre me sucede lo mismo. Es la quinta vez que esto me pasa", y yo les respondo: "Y si siempre te sucede, ¿por qué lo sigues haciendo?" 
  Es como si fueras caminando por la calle y pisaras una cáscara de plátano. ¿Qué crees que sucederá? Seguramente resbalarás y te caerás. Ahora, imagínate que un par de metros adelante ves otra cáscara y la vuelves a pisar, te caes nuevamente y luego, enfadado, reflexionas: "no entiendo por qué siempre me sucede lo mismo. ¿Qué tienen estas cáscaras contra mi? ¿Por qué me persiguen?". 
  A estas personas debo explicarles que no es que la vida se haya ensañado en su contra; ni es la mala suerte, ni nada por el estilo. Lo que les sucede es absolutamente normal. La cáscara no discrimina, esto le sucede a todo aquel que la pisa, y quien continúe haciéndolo, seguirá experimentando los mismos resultados. En la vida no hay errores, sólo lecciones que debemos aprender, y si las ignoramos, seguirán presentándose de distintas maneras hasta que decidamos aprenderlas. 
   Lo mismo sucede con los pensamientos errados y las falsas creencias. Son como esa cáscara que continuamente nos hace caer, y atrae hacia nosotros todo aquello que quisiéramos evitar. Mientras se encuentren en nuestra mente continuarán sometiéndonos a una vida de mediocridad, y sus efectos se harán sentir en todas las áreas de nuestra vida. 
  ¿Qué puedes hacer? Si no estás satisfecho con el lugar dónde ahora te encuentras, remueve de tu subconsciente la programación que te hace daño, que te impide utilizar tu verdadero potencial y te está deteniendo para alcanzar tus sueños. Programa de nuevo tu mente con aquella información que sabes que te ayudará a utilizar tu potencial al máximo.
    En el campo de la informática es bien sabido que si programas tu computadora con basura lo único que vas a obtener de ella es basura.    La ley de la atracción nos dice que lo mismo ocurre con la mente: si pones basura en ella, todo lo que obtendrás será basura. Si la programas con información incorrecta no puedes esperar los resultados deseados. Así que, si quieres obtener resultados distintos a los obtenidos hasta el momento, debes cambiar tus programas mentales. 
    No basta con querer cambiar o ser consciente de la necesidad de hacerlo. La voluntad o el deseo de cambiar no son suficientes. La única opción es hacerlo. Si deseas ver cambios en tu comportamiento y en tu vida, tal vez necesites revisar los programas que hasta hoy han dirigido tu mente. 
    Orison Swett Marden nos recuerda que el pensamiento recto es un poderoso imán, de suerte que cuando quieras ser o tener algo, sólo lo obtendrás programando tu mente con la información correcta. Afirma con fe lo que quieres ser o tener. Si anhelas salud y vigor; si quieres abundancia y no miseria, repite constantemente: "Estoy sano; soy fuerte; vivo en la abundancia; no puede haber penuria, ni pobreza, ni necesidad en mi vida. Soy rico porque obedezco las leyes y principios del éxito". 
   Como vimos anteriormente, no hay felicidad ni éxito posible para quien siempre está pensando en sus miserias, desdichas y tristezas y siempre muestra disgusto en sus pensamientos y acciones; una actitud mental negativa producirá efectos negativos. 
   La única felicidad posible es la resultante de nuestra manera de pensar y obrar rectamente. Si estás inconforme con tu situación, y la analizas cuidadosamente, verás que es la que corresponde como único resultado de tu conducta pasada, pensamientos y acciones, por lo que a nadie sino a ti mismo puedes culpar de tu infortunio. Si hubieras aprovechado los elementos de la verdadera felicidad, no llorarías el fracaso, ya que el éxito es el único resultado posible para quien vive una vida de rectitud, guiada por principios y valores íntegros y en bien de los demás. 
    En vano recorrerás el mundo entero en busca de la felicidad si no la llevas contigo mismo. La historia abunda en ejemplos de personas que fracasaron por haber buscado desesperadamente la felicidad toda su vida sin jamás hallarla, mientras que otros, sin pensar gran cosa en ella, fueron felices en el cumplimiento de su deber, en el empeño de enriquecer y mejorar la vida de cuantos les rodeaban. 
    Todo lo visto en este capítulo nos obliga a prestar atención al desastre que puede llegar como resultado de albergar pensamientos negativos en nuestra mente. Debemos tener siempre presente que el subconsciente traducirá en algo real un pensamiento regido por el miedo con tanta facilidad como transformarla en realidad un pensamiento orientado por el valor y la fe. 

   Si llenas tu cabeza de miedos, dudas y desconfianza en tu capacidad para conectar y usar la fuerza de la Inteligencia Infinita, la ley de la autosugestión adoptará ese espíritu de desconfianza y lo usará como patrón mediante el cual el subconsciente lo traducirá en su equivalente físico. 
   La naturaleza nos ha dado control absoluto sobre lo que permitimos que llegue a nuestro subconsciente a través de los cinco sentidos; aunque esto no significa que todas las personas siempre ejerciten este control. Es más, en la mayoría de los casos, ha sido la falta de ejercitar este control la causante de que tantas personas vivan en la pobreza.

http://youtu.be/QqCIh9wXbN4
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