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viernes, 8 de abril de 2011

Buscar el AMOR

   Par comenzar, es necesario buscar lo esencial.  ¿Sabes  qué es lo esencial, AMIGO? Escucha… Todas las cosas de la Naturaleza, todo cuanto ves y no ves, todas las formas cristalizadas y aún aquellos que tu  retina no alcanza a divisar, tienen un punto esencial, una sustancia íntima, un espíritu alado, inconsútil, por el que viven y se desenvuelven. Todo lo demás es secundario, accesorio.
 No inútil, porque la inutilidad no existe dentro de la magna Obra del Universo.
 Son medios, vehículos, portadores si se quiere de lo esencial.
 El medio es perecedero.  Pertenece a nuestra tierra.
 Lo esencial es eterno.
 Pertenece al cielo de nuestro Espíritu.
 Busca, por lo tanto, lo Esencial.
 Si para ello aceptas estas siete reglas, apréndetelas y practícalas. Tu Cruz se hará más llevadera y la Rosa le prestará su sagrado perfume……
1a. Lleva en todo tus actos, una meta. En todas las cosas, un fin. Que éstos sean el de descubrir Lo Esencial. Clava toda su atención en ello y toma por armas lo útil, lo noble, lo bueno, lo bello, para conseguirlo, y desdeña todos los obstáculos que se interpongan. Así florecerán las Rosas sobre tu Cruz.
 2a. Alégrate. Que el contento y la Alegría, rebosen por todos los poros de tu Alma hasta por las más mínimas impresiones, te colmen de íntimo placer. Su esencia es divina y Dios está en todo lo existente y es forzoso percibir Lo Esencial aún en el más diminuto y pequeño organismo. Así florecerán las Rosas sobre tu Cruz.
 3a. Aprende a respetar la opinión sincera de los demás. Si hallas error con cordura, con sensatez, con respeto, hazles ver la tuya , pero nunca los desaires. Lo Esencial, lo Divino, habla también por los demás hombres y sólo es cuestión de evolución que se acerquen más o menos a la Verdad. Así florecerán las Rosas sobre tu Cruz.
4a. Sal diariamente al aire libre y admira la Naturaleza. Alégrate y regocíjate del Sol, del Cielo, del Ambiente, de las Flores, del pequeño  gusanito que se arrastra a flor de tierra. Observa que en todo ello existe la Divinidad y en todo aliento lo ESENCIAL . Así florecerán las Rosas sobre tu Cruz.
 5a. Sé fiel para tus amigos y así tendrás amigos fieles, porque dentro de ellos estás . Aunque eres una Entidad separada y aislada, no eres más que una expansión de lo Divino. Medítalo, compréndelo, ajusta tu comportamiento a esto mismo y busca allí lo Esencial. Así florecerán las Rosas sobre tu Cruz.
 6a. Relaciónate con todos, pero debes preferir aquellos que sepan más , para extraer de ellos la sustancia de lo que han aprendido. Entonces los conocerás y los amarás y tu observación te hará ver, que son como otro  tú, pero que lo ESENCIAL, lo DIVINO, es lo que saben… y no sabes en este momento .
 7a. Concéntrate todos los días. Estudia si tu atención se ha detenido en las cosas accesorias, en las secundarias. Haz siempre un examen de conciencia y respóndete a ti mismo. Si no pudistes estar atento a lo Esencial, cuida de enmendarte para buscar todos los días esa esencia divina que bulle en todo lo existente porque así progresarás y serás feliz y así las Rosas florecerán sobre tu Cruz…
   A lo largo de la historia de la humanidad, sabios pertenecientes a diversas culturas surgidas en diferentes puntos del planeta consideraron la paz interior uno de los bienes capitales, probablemente, el más valioso que debe procurarse el ser humano.
En la actualidad las enseñanzas de aquellos sabios mantienen plenamente su vigencia y cobran una enorme importancia, debido al vertiginoso ritmo de la vida moderna y del nivel de ansiedad y estrés que ésta conlleva.
El desequilibrio y el nerviosismo cotidianos se multiplican día a día y amenazan con transformarse en una suerte de epidemia que, al expandirse, podría tener efectos devastadores, similares a los de una nueva guerra mundial.
Por este motivo y a fin de preservamos como individuos y como especie, debemos tomar conciencia de los riesgos que implica la pérdida de la paz interior y esforzarnos por preservar a toda costa este preciado bien.
    Pero, ¿cómo saber si realmente gozamos de tranquilidad espiritual? ¿No es posible que vivamos engañando a los demás y a nosotros mismos, fingiendo un estado de equilibrio interior que en verdad no poseemos?
Con el propósito de despejar dudas, los estudiosos afirman que existen 10 síntomas inequívocos presentes en todos aquellos seres que manifiestan una auténtica paz espiritual:
1 – Tus pensamientos y actos son espontáneos y no obedecen a temores heredados de experiencias anteriores.
2 – No acostumbras recriminar nada a quienes te rodean ni a ti mismo/a.
3 – El mundo no es entendido por ti como un foco de conflictos sino como el mero escenario del accionar humano.
4 – Ante un problema, no reaccionas preocupándote; buscas soluciones.
5 – Posees una enorme capacidad de disfrutar de cada instante.
6 - Agradeces permanentemente a cuantos te brindan su ayuda.
7 – Tienes la certeza de vivir en plena conexión con tus semejantes y con la naturaleza.
8 - Sonríes frecuentemente, expresando la alegría y la seguridad que tu postura ante la vida te proporciona.
9 - Optas por dejar que las cosas simplemente sucedan en vez de forzar la realidad.
10 – Permaneces abierta/o al afecto emanado de tu entorno y sientes una imperiosa necesidad de extender tu mano al prójimo.


martes, 5 de abril de 2011

LA PAZ


La Paz
 
  La Paz no suele venir a través de la Mente porque no es de la Mente. La Paz es el perfume delicioso del corazón tranquilo. La Paz no es cosa de proyectos, policía internacional, O.N.U., O.E.A., tratados internacionales o ejércitos invasores que peleen en nombre de la Paz.
Si realmente queremos Paz Verdadera, debemos aprender a vivir como el vigía en época de guerra, siempre alertas y vigilantes, con mente pronta y dúctil, porque la Paz no es cuestión de fantasías románticas o cuestión de ensueños bonitos. Si no aprendemos a vivir en el Estado de Alerta de momento en momento, entonces el camino que conduce hacia la Paz se torna imposible, estrecho, y después de ponerse extremadamente difícil, va a desembocar por último en un callejón sin salida.
Es necesario comprender, es urgente saber que la Paz Auténtica del corazón tranquilo, no es una casa a donde podemos llegar y donde nos aguarde alegremente una doncella hermosa. La Paz no es una meta, un lugar, etc. Perseguir la Paz, buscarla, hacer proyectos sobre ella, pelear en nombre de ella, hacer propaganda sobre ella, fundar organismos para trabajar por ella, etc., es totalmente absurdo porque la Paz no es de la Mente, la Paz es el perfume maravilloso del corazón tranquilo.
  La Paz no se compra ni se vende ni se puede lograr con el sistema de apaciguamientos, controles especiales, policías, etc. En algunos países, el ejército nacional anda por los campos destruyendo pueblos, asesinando gentes y fusilando a supuestos bandidos, todo esto en nombre de la Paz. El resultado de semejante proceder es la multiplicación de la barbarie. La violencia origina más violencia, el odio produce más odio. La Paz no se puede conquistar, la Paz no puede ser el resultado de la violencia. La Paz sólo adviene a nosotros cuando disolvemos el Yo, cuando destruimos dentro de nosotros mismos todos los factores psicológicos que producen guerra.
   Si queremos Paz, tenemos que contemplar, tenemos que estudiar, tenemos que ver el cuadro total y no únicamente un rincón del mismo. La Paz nace en nosotros cuando hemos cambiado radicalmente en forma íntima. La cuestión de controles, organismos pro-paz, apaciguamientos, etc., son detalles aislados, juntos en el océano de la vida, fracciones aisladas del cuadro total de la existencia, que jamás pueden resolver el problema de la Paz en su forma radical, total y definitiva.
Debemos mirar el cuadro en su forma completa; el problema del mundo es el problema del individuo; si el individuo no tiene Paz en su interior, la sociedad, el mundo, vivirá en guerra inevitablemente. Los maestros y maestras de escuelas, colegios y universidades deben trabajar por la Paz, a menos que amen la barbarie y la violencia. Es urgente, es indispensable, señalar a los alumnos y alumnas de la nueva generación el derrotero a seguir, el camino íntimo que puede conducirnos con entera exactitud, a la Paz auténtica del corazón tranquilo.
Las gentes no saben comprender realmente lo que es la verdadera Paz Interior y sólo quieren que nadie se les atraviese en su camino, que no se les estorbe, que no se les moleste, aun cuando ellos se tomen por su propia cuenta y riesgo el derecho de estorbar y de molestar y de amargar la vida a sus semejantes. Las gentes jamás han experimentado la Paz Verdadera y sólo tienen sobre ésta opiniones absurdas, ideales románticos, conceptos equivocados. Para los ladrones, la Paz sería la dicha de poder robar impunemente sin que la policía se les atravesara en su camino. Para los contrabandistas, la Paz sería poder meter contrabando en todas partes sin que las autoridades se lo impidiesen. Para los hambreadores del pueblo, la Paz sería vender bien caro explotando a diestra y a siniestra sin que los inspectores oficiales del gobierno se lo prohibieran. Para las prostitutas, la Paz sería gozar de sus lechos de placer y explotar a todos los hombres libremente, sin que las autoridades de salubridad o de policía interviniesen para nada en su vida.
Cada cual se forma en la Mente cincuenta mil fantasías absurdas sobre la Paz. Cada cual pretende levantar a su alrededor un muro egoísta de ideas falsas, creencias, opiniones, y absurdos conceptos sobre lo que es la Paz. Cada cual quiere Paz a su modo, de acuerdo a sus antojos, a sus gustos, a sus hábitos, costumbres equivocadas, etc. Cada cual quiere autoencerrarse dentro de un muro protector, fantástico, con el propósito de vivir su propia Paz, equivocadamente concebida. La gente lucha por la Paz, la desea, la quiere, pero no sabe que cosa es la Paz. Las gentes sólo quieren que no se les estorbe, poder hacer cada cual sus diabluras muy tranquilamente, a sus anchas. Eso es lo que llaman Paz.
No importa que diabluras hagan las gentes, cada cual cree que lo que hace es bueno. Las gentes encuentran justificación hasta para sus peores delitos, si el borracho está triste bebe porque está triste. Si el borracho está alegre bebe porque está alegre. El borracho siempre justifica el vicio del alcohol. Así son todas las gentes. Para todo delito encuentran justificación, nadie se considera perverso, todos presumen de justos y honrados.
Existen muchos vagabundos que suponen equivocadamente que la Paz es poder vivir sin trabajar, muy tranquilamente y sin esfuerzo alguno, en un mundo lleno de fantasías románticas maravillosas. Sobre la Paz existen millones de opiniones y conceptos equivocados. En este mundo doloroso en que vivimos cada cual busca su fantástica Paz, la Paz de sus opiniones. Las gentes quieren ver en el mundo la Paz de sus sueños, su tipo especial de Paz, aunque dentro de sí mismos, cada cual lleve en su interior los factores psicológicos qué producen guerras, enemistades de todo tipo.
Por estos tiempos de crisis mundial todo el que quiere hacerse famoso funda organizaciones Pro-Paz, hace propaganda y se convierte en paladín de la Paz. No debemos olvidar que muchos políticos "zorros" se han ganado el premio Nobel de la Paz, aún cuando tengan por su cuenta todo un cementerio y que en una u otra forma hayan mandado a asesinar secretamente a muchas personas cuando se han visto en peligro de ser eclipsados. Existen también verdaderos maestros de la humanidad que se sacrifican enseñando en todos los lugares de la Tierra, la Doctrina de la Disolución del Yo.
Esos Maestros saben por experiencia propia que sólo disolviendo el Mefistófeles que llevamos dentro, adviene a nosotros la Paz del corazón. Mientras existan dentro de cada individuo el odio, la codicia, la envidia, los celos, el espíritu adquisitivo, la ambición, la ira, el orgullo, etc., etc., habrá guerras inevitablemente. Conocemos a muchas gentes en el mundo que presumen haber hallado la Paz.
Cuando hemos estudiado a fondo a esas personas, hemos podido evidenciar que ni remotamente conocen la Paz y que solamente se han encerrado dentro de algún hábito solitario y consolador, o dentro de alguna creencia especial, etc., más realmente, dichas personas no han experimentado ni remotamente lo que es la Verdadera Paz del corazón tranquilo. Realmente esas pobres gentes sólo se han fabricado una Paz Artificiosa, que en su ignorancia confunden con la Auténtica Paz del corazón. Es absurdo buscar la Paz dentro de los muros equivocados de nuestros prejuicios, creencias, preconceptos, deseos, hábitos, etc. Mientras dentro de la gente existan los factores psicológicos que producen enemistades, disensiones, problemas, guerras, no habrá Paz Verdadera. La Paz Auténtica viene de la belleza legítima sabiamente comprendida.
    La Belleza del corazón tranquilo exhala el perfume delicioso de la Verdadera Paz Interior. Es urgente comprender la belleza de la Amistad y el perfume de la Cortesía. Es urgente comprender la Belleza del Lenguaje. Es necesario que nuestras palabras lleven en sí mismas la substancia de la Sinceridad. No debemos usar jamás palabras arrítmicas, inarmónicas, groseras, absurdas.
Cada palabra debe ser una verdadera sinfonía, cada frase debe estar llena de belleza espiritual. Es tan malo hablar cuando se debe callar, como callar cuando se debe hablar. Hay silencios delictuosos y hay palabras infames. Hay veces que hablar es un delito, hay veces que callar es también un delito. Uno debe hablar cuando debe hablar y callar cuando debe callar. No juguemos con la palabra porque es de grave responsabilidad. Toda palabra debe sopesarse antes de articularse porque cada palabra puede producir en el mundo mucho de útil y mucho de inútil, mucho beneficio y mucho daño.
Debemos cuidar nuestros gestos, modales, vestuario, y actos de toda especie. Que nuestros gestos, que nuestro vestido, modo de sentarnos a la mesa, manera de comportarnos al comer, forma de atender a las personas en la sala, en la oficina, en la calle, etc., estén llenos de belleza y armonía. Es necesario comprender la belleza de la Bondad, sentir la Belleza de la buena Música, amar la Belleza del arte creativo, refinar nuestra manera de pensar, sentir y obrar. La Suprema Belleza sólo puede nacer en nosotros cuando ha muerto el Yo en forma radical, total y definitiva.
Nosotros somos feos, horribles, asqueantes, mientras tengamos dentro y bien vivo al Yo Psicológico. La Belleza en forma íntegra es imposible en nosotros mientras exista el Yo Pluralizado. Si queremos Paz Auténtica debemos reducir al Yo a Polvareda Cósmica, sólo así habrá en nosotros la Belleza Interior. De esa belleza nacerá en nosotros el encanto del Amor y la Verdadera Paz del corazón tranquilo. La Paz Creadora trae orden dentro de uno mismo, elimina la confusión y nos llena de legítima Felicidad. Es necesario saber que la Mente no puede comprender lo que es la verdadera Paz. Es urgente entender que la Paz del corazón tranquilo no llega a nosotros mediante el esfuerzo o por el hecho de pertenecer a alguna sociedad u organismo dedicada a hacer propaganda de Paz.
La Paz Auténtica adviene a nosotros en forma totalmente natural y sencilla cuando reconquistamos la Inocencia en la Mente y en el Corazón, cuando nos volvemos como niños, delicados y bellos, sensibles a todo lo hermoso como a todo lo feo, a todo lo bueno como a todo lo malo, a todo lo dulce como a todo lo amargo. Es necesario reconquistar la Infancia Perdida tanto en la Mente como en el Corazón. La Paz es algo inmenso, extenso, infinito, no es algo formado por la Mente, no puede ser el resultado de un capricho ni el producto de una idea. La Paz es una Substancia que está más allá de toda moral, una Substancia que emana de las entrañas mismas del Absoluto.
    

Cuántas cosas ya pasaron
cuántas cosas olvidamos,
y cuántas cosas más
en el alma han quedado.
Cuántos deseos cumplidos,
cuántos sueños no realizados,
cuántos dolores consumidos,
y cuánto tiempo se ha gastado.
Cuánto gané,cuánto perdí,
cuánto lloré,cuánto reí.
cuánto aprendi,cuánto viví,
y cuánto crecí!.
Relamiendo el tiempo recogí:
palabras livianas que pesan entre mis dientes,
la boca llena de espuma blanca y transparente,
y el recuerdo guardado aleteando como colibrí.
Uso el derecho de la alegría.


domingo, 3 de abril de 2011

LA LEY DE LA REENCARNACIÓN

  En la vida encontramos a personas con buena salud, bellas, inteligentes, ricas, que gozan de las mejores condiciones y tienen éxito en todo lo que emprenden, y a otras, por el contrario, tan desgraciadas que, hagan lo que hagan, van de fracaso en fracaso. ¿Cuál es el origen de esta desigualdad de condiciones? A menudo mucha gente se queda perpleja ante lo que parece ser verdaderamente una injusticia del destino. Si preguntAn a los científicos sobre la razón de estas desigualdades, la mayoría les dirán que se deben al azar. Y si van a buscar a los sacerdotes, a los pastores, les responderán que es la voluntad de Dios.
Algunas veces les hablarán de la predestinación y de la gracia, pero esto no hace más que añadir otra injusticia. De todas formas, decir “es la voluntad de Dios” no es muy diferente de decir “es el azar…”
No, en realidad, hay una explicación para todas las injusticias aparentes de la vida: es la ley de la reencarnación. Y la Iglesia no se ha dado cuenta de que negando esta ley, ha presentado al Señor como un verdadero monstruo.
 http://www.youtube.com/watch?v=gmLIeGgscjwLa explicación es que en el origen Dios nos lo ha dado todo, también nos ha dado la libertad, pero nos hemos servido de esta libertad para llevar a cabo experiencias costosas. Y el Señor, que es generoso, paciente, nos deja hacer, diciendo:
Son mis hijos. Los pobres, sufrirán, se romperán la cabeza, pero eso no importa, porque yo seguiré dándoles mis riquezas y mi amor. Tienen numerosas encarnaciones por delante… Aprenderán y sentarán cabeza.”
 
Por tanto, Él nos ha dejado libres, y todo lo malo que nos sucede ahora es culpa nuestra, lo hemos merecido. Y todo lo bueno que nos sucede, también lo hemos merecido, es el resultado de nuestros esfuerzos en las anteriores encarnaciones…
el conocimiento de esta ley de la reencarnación es también uno de los fundamentos de la moral. Mientras no se haya instruído a los humanos sobre esta ley de causas y consecuencias que sigue actuando de una existencia a las siguientes, podemos intentar que mejoren dándoles todos los sermones que queramos, pero esto no sirve de mucho, no cambian. Y no sólo no cambian, sino que se rebelan al considerarse víctimas de la injusticia social, envidian y combaten a los que consideran más privilegiados que ellos, y de esta forma no hacen más que complicar la situación. Pero aquél que sabe que las dificultades y las pruebas que encuentra en su existencia son el resultado de sus transgresiones pasadas, no solamente acepta sus dificultades, sino que se decide a trabajar para el bien, con el fin de mejorar sus encarnaciones futuras.